25 mar El gran desfile de Rosa Blasco
En sus talleres se sigue practicando el más depurado oficio hasta en los mínimos detalles propios de la alta costura.
Mientras la diseñadora Carmen March, tan bien acogida por la crítica, anuncia el cese de su actividad cerrando su tienda y su taller de alta costura en Madrid, la costura entre nosotros parece gozar de buena salud, con demanda firme, incluso creciente. Nueva demostración ha sido el desfile que dejó pequeño el salón del Hotel Westin, respondiendo al interés despertado por el nombre de Rosa Blasco, redoblado por su finalidad benéfica, destinada por Unicef a la ayuda a Haití.
Rosa Blasco lidera junto a su hija María, de tanta pasión por la moda como su madre, unos talleres en los que sigue practicando el más depurado oficio hasta en los mínimos detalles propios de la alta costura valorados y reconocidos por las mujeres de buen gusto. Y con el gratificante añadido de excelentes prendas de piel (primera dedicación de Rosa) que redondean la propuesta. En napas finísimas o sedoso ante, gabardinas ligeras, saharianas, ‘spencors’ de manguita corta o chaquetas de motivos felinos, brindan distintas posibilidades, conjuntadas con pantalones de crêpe o faldas de raso.
Buen prólogo del desfile fueron las camisolas de organza con pechera de diminutas lorzas, para llevar con ‘shorts’ o vaqueros. Una especie de brillante micro-otomán sirve para estructurar perfectos ‘tailleurs’, que en un refinado modelo se permiten remates de bordado Richelieu recortado de impecable ejecución. Un bonito contraste de colores, verde lima y marrón despliega piezas que reviven las hebillas de concha y los cierres anacarados.
Aparecen los siempre elegantes lunares blanco/negro en túnicas de gasa o abrigos de canutillo, porque los abrigos de entretiempo compiten en atractivo, bien realizados en jacquard estampado ‘pavo real’, en organza coral, o trabajados en ‘patchwork’ a la manera de azulejos blanquiazules.
Cortos vestidos de cóctel se diversifican con faldas abombadas, espaldas cruzadas por tirantes, bordados de ‘paillettes’ y cristal. Reaparece el azul marino y cautiva un negro traje largo con inmensa flor de organza blanca en el pecho. Flores pintadas a mano en tonos pastel engalanan trajes de noche primaverales, y la novia final alterna un diseño corto con doble cola de organdí y un maravilloso tocado que combina tule y flores. Todos los sombreros de la colección, exquisitos, son de Rius de Forns.
Los espectaculares zapatos de Rebeca Sanver y el estilismo de Tevian contribuyeron al éxito del desfile, lucido por magníficas modelos.
Satisfecha puede sertirse del resultado la activa presidenta de Unicef en Valencia, Nidita Guerrero que, junto a varios miembros de su Junta, eran parte esencial de un público en el que brilló el insuperable dúo compuesto por Laura y Blanca Fitera, formando parte de una auténtica flor y nata femenina: Titina e Isabel Caturla, Eugenia y Carlota Cañamás, Belén Aliaga, Conchita de Prat, Lourdes Bonmatí, Titina Serratosa, María Muñoz, Mati Guerrero, Rosario Calatayud, la señora de Rodríguez-Camps y la familia Azor. Moda solidaria, moda de rumbo.
http://www.lasprovincias.es/v/20100325/gente/gran-desfile-rosa-blasco-20100325.html